La clave es un símbolo usado en notación musical, cuya función es asociar las notas musicales con las líneas o espacios del pentagrama. Una clave asocia una nota en concreto con una línea del pentagrama, de manera que a las notas siguientes les corresponderán los espacios y líneas adyacentes.
Existen tres símbolos distintos para representar a las distintas claves, la clave de sol, la clave de fa y la clave de do, que llevan el nombre de la nota que designan a una línea de los pentagramas. Es obligatoria su colocación al principio de cada pauta, pero puede cambiarse durante el transcurso de la obra en cualquier momento, si se requiere.
Función de las claves
Estas tres claves designan sonidos distintos sobre el pentagrama: la clave de fa asocia a una línea del pentagrama el fa2, la clave de sol asocia el sol3, y la clave de do asocia el do3 (siendo éste, por convención, el do central del piano). De esta manera, se usa una u otra clave para determinar distintas tesituras. Si un instrumento tiene una tesitura fa cinco del pentagrama, pero mucho más cortas, para seguir el esquema de líneas y espacios en la partitura y que el instrumentista pueda reconocer la nota que se representa. Pero si se añaden muchas de estas líneas adicionales, se pierde la perspectiva y resulta muy complicado leerlo, y en otros casos, simplemente no hay espacio físico entre un pentagrama y el inferior o superior).
En teoría, al tener tres símbolos de tres claves distintas, y cinco líneas en el pentagrama, se podrían disponer de 15 posibilidades distintas de colocación de las claves, y por lo tanto, 15 posibilidades distintas de colocar cada sonido sobre el pentagrama. Pero en el pasado solamente se utilizaron siete de estas posibilidades: una para la clave de sol, dos para la clave de fa, y cuatro para la clave de do. Al conjunto de las tres claves y de estas siete posiciones se le denomina septiclavio.
Origen e historia
En su origen, la grafía del símbolo de cada clave se deriva del nombre de la misma según el sistema de notación musical anglosajón, que nombra a sus notas, y por extensión a sus claves, con letras en vez de con nombres (A en lugar de la, B en lugar de si, etc.). De manera que según este sistema, la clave de sol sería la clave de G, la clave de fa sería la clave de F, y la clave de do sería la clave de C. La G, la F y la C se usarían en su día para simbolizar las claves, y la actual grafía sería una versión transformada de estas letras. Este hecho, se asocia a un monje benedictino italiano, Guido D'Arezzo, que fue el creador de la notación musical, y el que puso las bases para el sistema musical que conocemos en la actualidad, aunque con anterioridad ya hubo otro intento de notación, propuesto por Hucbaldo.
En un principio, la música se transmitía de manera oral, pero llegó un momento en el que vio la necesidad de crear un sistema de notación para poder recordarla y transmitirla. Aunque al principio estos sistemas de notación eran bastante primitivos y solo marcaban la dirección de la voz, si el sonido era o no ascendente, este sistema se fue complicando. Uno de los principales problemas era nombrar a los sonidos que se cantaban, y poder representarlos por escrito, de manera que la clave fue uno de los primeros signos musicales en aparecer.
En los siglos XI y XII, ya se usaban claves, que se ponían al inicio de los tetragramas, ya que solo tenían cuatro líneas, y asignaban líneas a las notas. En el canto gregoriano había en un principio dos claves, la de do y la de fa, que se podían situar en distintas líneas, en la segunda, tercera y cuarta del tetragrama. Se utilizaron también para marcar las tesituras en las que cantaban las diferentes voces cuando se empezó a usar un sistema musical polifónico. La más antigua clave de do tenía forma de pequeña C, mientras que la clave de fa tenía forma de F, pero formada con tres pequeños cuadrados negros. Posteriormente se les unió la clave de sol.
La grafía de las claves fue modificándose, a lo largo de toda la Edad Media y Renacimiento, pero sobre todo es a partir del año 1600, con el inicio del Barroco cuando cambia, y se comienza a usar la misma simbología que usamos para representar las claves actuales, como se puede apreciar en las partituras de la época que han sobrevivido hasta ahora.